“Me recuerdo como persona ya escribiendo, y escribiendo ficción, creo
que por eso no concibo la vida sin la escritura”
El
brillante cierre de la III Semana Literaria del IES Mediterráneo corrió a cargo
nada menos que de Rosa Montero, quien la mañana del viernes departió con 150
alumnos de Bachillerato acerca de su novela Lágrimas en la lluvia, y
por la tarde con el público cartagenero, ante el cual presentó su última
creación, La ridícula idea de no volver a verte, en la que se adentra en
la figura de Madame Curie, y en cuya campaña de promoción nos hizo un más que
generoso hueco para una visita que siempre le agradeceremos.
Una
mujer que empezó a escribir a los cinco años no concibe la vida sin la
escritura, y esa misma fuerza que le llevó a escribir le llevó también a mirar
la realidad con otros ojos gracias al periodismo y, por supuesto, la convirtió
en una mujer comprometida, que defiende el compromiso humano, no sólo el
literario, porque “el mundo no va a
arreglarse solo, somos nosotros quienes tenemos que ayudar”, en ese
sentido, manifestaba que las novelas no deben ser panfletos, porque se escribe
para entender el mundo, para buscar respuestas, no para proporcionarlas.
Adentrándose
en lo referente a Lágrimas en la lluvia, se lamentó de que la ciencia ficción
como género literario tenga pocos adeptos en España, un país de tradición
literaria más realista y con poca tradición científica. A ella le gusta el
género porque es una magnífica metáfora para hablar de la condición humana, y
de los grandes temas que afectan al hombre, con sus preguntas irresolubles:
¿quién soy, de dónde vengo, a dónde voy, cuánto tiempo me queda? Con esta
novela pretendió hablar de la tragedia de la muerte, de la angustia que supone
la llegada de la misma, y también trata un tema presente siempre en toda su
obra: la memoria, algo que vamos construyendo nosotros mismos, fabricando
ficciones individuales, porque “al
recordar nos inventamos lo que recordamos, y eso nos hace vivir”.
Escribir
sobre el futuro le permite además jugar una enorme partida, crear un universo
totalmente nuevo, ser un dios más que nunca a la hora de escribir una novela;
ella ha inventado ese mundo para volver a él cuando lo desee, y ya está
dispuesta a regresar a estos personajes y a esta historia, porque está gestando
una nueva entrega, lo que provocó la curiosidad de sus lectores más jóvenes.
Además, no puede sustraerse a todo lo que le une a Bruna Husky, con quien ha
compartido sueños y hasta el nombre en algunos avatares, esa pantera enjaulada
en la pequeña jaula de su vida que es Bruna se merece nuevas aventuras, nuevas
páginas con las que regresar a los lectores. Ahí fue cuando surgieron numerosas
preguntas acerca del personaje, los orígenes de la novela, el cómic, la
película Blade runner, la fugacidad de la vida o la inminencia de la
muerte.
Ya
en el encuentro de la tarde, la autora madrileña se explayó a la hora de hablar
de La
ridícula idea de no volver a verte, una obra en la que Marie Curie
quiso que Rosa Montero le prestara su voz, porque “son las historias las que eligen al escritor y no a la inversa en esos
sueños diurnos que son las novelas”. Una obra mezcla de ensayo, ficción,
biografía, un libro tremendamente libre nacido del diario que escribió la
científica tras la muerte de su marido, y en el que se habla del dolor y de la
muerte como caras de la propia vida, como experiencias que tendremos que vivir,
porque la llegada del dolor es algo inevitable y debemos aprender a gestionarlo
para que no nos destruya, debemos aprender a aprovecharlo para entender mejor a
los demás y no encerrarnos en un pozo sin fondo.
Los
momentos de mayor dolor y los de mayor felicidad son los instantes en los que
nos acercamos más a la verdadera esencia de la vida, por eso de alguna forma están
hermanados en esta novela. Esa fuerza, esa vitalidad, esa esencia de lo
importante es lo que Rosa Montero nos ha dejado tras su visita, y es lo que,
además de sus novelas, siempre le agradeceremos.
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